lunes, 8 de septiembre de 2014

El CazaMutantes

El Chisme - Número 218


Por Chimentero

Cualquiera que se atreva a querer sobrevivir solo en la Ciudad, no pasará del primer día. Únicamente el Otro Viejo, y el Ónfalo pueden darse el lujo. Los demás deben asociarse en comunidades, de las cuales la mayoría son Majnovistas, asociaciones anarquistas en las que no hay líderes o camarillas que coercionen a los demás.

Son comunidades que aparecieron poco después del Segundo Colapso, iniciadas por descendientes de inmigrantes ucranianos, que, escapados de la Guerra de Independencia de Ucrania, habían llegado a la Ciudad por los años 1920s, y se asentaron en la Colonia 5.

Se trata de pequeñas comunidades independientes unas de otras, que incluyen hombres, mujeres, niños, y es uno de los pocos sitios en los que todavía se ven familias, en la Ciudad. Es algo totalmente diferente a lo que se da entre de las bandas de Saqueadores, dónde impera la agresión mutua y la imposición de los más fuertes; o de a la estricta jerarquía de la Corporación Zombie. Tampoco se asemejan a las comunidades extrañamente igualitarias de la Cofradía de la Lata y de la Hermandad de la Máquina.

Los Majnovistas no tienen organización alguna. No suelen abandonar las zonas en las que decidieron asentarse, y viven casi exclusivamente de sopas de musgo. Casi exclusivamente, ya que, algo oscuro dentro de estas comunas es su gusto por la carne. Carne abhumana.

Dentro de la Ciudad existen ciertos pactos no firmados que impiden la agresión entre los Ciudadanos, es decir, de la gente que vive dentro del Muro. La Corporación Zombie cuida que esto se cumpla, aleccionando a las bandas de Saqueadores que, presas del hambre, pueden llegar a atacar a alguna Comuna, o algo más impensable, a algún convoy de la Cofradía de la Lata. Por este favor, y por cuidar a la Ciudad de los zombies, incluso los Majnovistas pagan tributo a la Corporación.

El gusto por la carne de los Majnovistas tiene que satisfacerse con una provisión extramuros. Allí fuera existen todo tipo de criaturas, y algunas de ellas son comestibles, según cuentan los Esteparios que vienen a comerciar a la Ciudad. Pero los Majnovistas han desarrollado un gusto un tanto especial por la carne de Mutante, la carne abhumana.

Los Mutantes solitarios no son bienvenidos en la ciudad. Suelen desaparecer rápido, más si se acercan a las Colonias 5 y 6, donde se ubican la mayoría de las comunidades Majnovistas. Sólo aquellos que poseen alguna característica especial pueden llegar a ser aceptados en una banda de Saqueadores.

Generalmente estos suelen ser los Gigantones, mutantes de gran tamaño y resistencia. En especial a la radiación, a la Lluvia Negra, y al Polvo Gris. Razón por la cual son populares entre los Saqueadores, ya que aportan la posibilidad de saquear por la mañana, cuando la Ciudad todavía no resulta transitable para el resto de los mortales.

Pero esta es la historia de Seisdedos, un CazaMutantes. Hace algunos días tuve la oportunidad de pasar unas horas conversando con él, y escuchar su historia de vida.

-Tendría unos tres o cuatro años, cuando el Desgarro ­­–me contó-. Mi padre no nos dejaba salir del refugio a mí y a mi mamá, pero él salía a mirar y buscar alimento. Algunos días después hacen el Muro, seis días después mi papá ya no vuelve, y me tuve que comer a mi mamá muerta para sobrevivir.

Al contrario de lo que cabría esperar, mostró una cierta mueca de placer al rememorar ese evento. Muchos Ciudadanos tuvieron que recurrir al canibalismo para sobrevivir en tiempos del Segundo Colapso, y al parecer, la mayoría terminaron formando parte de las comunidades Majnovistas.

-Mi padre ­­–siguió Seisdedos- me dijo que fueron los extraterrestres los que trajeron la Peste Muerta. Hubo un hombre que me cuidó un tiempo. Tenía muchos años, tantos como nadie vive ahora. Me dijo que había visto los cuerpos de los extraterrestres, que llegaron muertos. Por eso la gente le dice los Muertos, pero nunca escuché a nadie que dijera haberlos visto, sólo a este hombre. Pero también me contó de cajas en las que se podían ver historias y escucharlas, de la misma forma en que nos vemos nosotros ahora, así que podrá ver que no era muy confiable.

Seisdedos tenía 21 años al momento de la conversación que tuvimos. Lo que lo convierte en un viejo, para los Majnovistas. Rara vez pasan la veintena por su mala alimentación. La sopa de musgo apenas si nutre, sirve más que nada para calmar el hambre. Y la carne de Mutante tampoco es saludable. Entre ellos se dan muchos casos de recién nacidos mutantes. Sesisdedos me contó qué es lo que hacen con ellos.

-Cuando nacen chicos deformes, sabemos que son Mutantes –Dijo Seisdedos-, pero como no podemos comernos a nuestros propios pibes, así que así nació la Carreta de Despacho. Las madres suelen asustar a los chicos con enviarlos al Carretero. En sus carretas cerradas recorren todas las comunidades de la Ciudad. ¿Qué pasa con esos pendejos deformes? Nadie sabe. Se supone que los arrojan al otro lado del muro.

Seisdedos prefiere ignorarlo, pero todos sabemos que los Carreteros luego salen a la Estepa, descuartizan a esos niños, los meten dentro de latas vacías, y se las cambian a los Majnovistas por alguna de las artesanías que ellos fabrican, que a su vez las trocan con los Saqueadores o con los Abrelatas, por algún alimento, o por algo de valor.

Entre los Majnovistas todos aportan algo a la comunidad. El aporte de Seisdedos lo hace una vez a la semana. Todas las comunas tienen uno o dos CazaMutantes. Son Majnovistas que se ofrecen voluntarios para salir de la comunidad, y para salir de la Ciudad.

Parten con las primeras luces del día, cuando el sol fuerza las nubes grises para que pase algo de luz. Se cubren íntegramente, con sobretodos y capas, para evitar el frío matinal, y el Polvo Gris. Todos ellos llevan máscaras de gas, un arco y una larga y gruesa lanza.

Esta última suelen usarla para defenderse de algún zombie que encuentren en la estepa, o de los molestos Gallinazos que suelen carroñar entre las cercas de alambre de púa que rodean al Muro. Allí siempre queda atrapado algún zombie, y a veces algún Mutante no muy ágil que intentaba probar suerte en la Ciudad.

Los CazaMutantes son rastreadores casi tan expertos como los Esteparios. Sólo que al estar especializados en Mutantes, no conocen los rastros de otras criaturas. Pero suele haber tanta variedad en las mutaciones de esos abhumanos que a veces les resulta difícil identificar si es el rastro de algo desconocido, o de un Mutante.

Suelen ser buenos arqueros, pero más diestros resultan con la lanza, cuya punta untan con un ungüento de receta secreta. Tan sólo un rasguño con ese filo envenenado alcanza para paralizar a sus presas en tan sólo unos minutos.

-Ahí mismo –Me contó Seisdedos­-, los descuartizamos mientras están vivos, para que la carne no se ponga toda dura. Cortamos por las articulaciones, así es más fácil meter en un fardo, y colgarlo a la espalda.

No tienen que alejarse mucho de la Ciudad para encontrar presas fáciles. Los Mutantes tienen la extraña costumbre de mantenerse cerca de la ciudad, nadie sabe muy bien por qué. Así es que antes del atardecer ya se encuentran de vuelta en la comunidad con alimento para uno o dos días.

Seisdedos murió a los pocos días de conversar conmigo, de una forma un tanto misteriosa y extraña, durante lo que pareció ser una riña territorial entre su comunidad y los Temporales. Lo extraño fue que cuando lo encontraron, le faltaba la mano que le había dado nombre, la que tenía seis dedos.






















No hay comentarios:

Publicar un comentario